Rafael Solana, escritor polifacético que abordó todos los géneros literarios

Rafael Solana (1915-1992) nació en el puerto de Veracruz. Cultivó todos los géneros literarios: poesía, cuento, novela, teatro, ensayo y crónica, estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en las facultades de Derecho y Filosofía y Letras (1930-1937) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sin embargo, a la edad de 14 años, se inició en el periodismo oficio que ejerció por más de 63 años en diversos diarios como El Universal, Excélsior, El Día y la revista Siempre!. Junto a Octavio Paz, Efraín Huerta, Alberto Quintero Álvarez y otros intelectuales fundó la revista Taller (1938), uno de los proyectos periodísticos de difusión cultural y artística más importantes de su tiempo.

A la edad de 19 años incursionó en la poesía con la publicación de su primer libro, Ladera de 1934, género que cultivó hasta 1958. El último de sus trabajos poéticos fue la plaquette Pido la palabra, editada por Juan José Arreola. En su labor novelística se encuentra La educación de los sentidos, obra que se concibió en tres partes. Posteriormente publicó una trilogía sobre la Ciudad de México que dio a conocer en un solo volumen con el título El sol de octubre, a la que siguieron las novelas unitarias Viento del Sur, Juegos de invierno, Las torres más altas, Bosque de estatuas y El palacio Maderna.

Con respecto a su producción en el ámbito de la dramaturgia, se le ha considerado un renovador del teatro mexicano, género por el que fue más reconocido, al ser uno de los primeros en establecer la comedia como una forma dramática de relevancia para el teatro nacional. Su primera obra escrita ex profeso para teatro fue Las islas de oro en 1952 a la cual le siguieron 33 piezas más. Debiera haber obispas es su comedia más traducida y representada. Fue colaborador asiduo de los periódicos de la época en donde realizó crónicas teatrales. Entre su obra ensayística publicó un libro monográfico sobre la figura de Verdi, libro favorablemente recibido por muchos lectores.

Es considerado pilar del periodismo y de la crítica teatral, así como innovador de la comedia mexicana de la década de 1950. Solana fue un promotor incansable del arte dramático y la cultura nacionales. Desempeñó varios cargos, entre los que destacan: secretario particular de Jaime Torres Bodet, cuando fungía como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 1958-1964); presidente y fundador de la Asociación de Críticos de Teatro de México; secretario general de la Federación de Uniones Teatrales y titular de la Unión de Cronistas de Teatro y Música; además de director de relaciones públicas del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada (1967-1968).

A Rafael Solana, en merecido reconocimiento a su trayectoria, se le otorgaron el grado de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Yucatán, y los premios Nacional de Crónica (1975) y Nacional de Periodismo (1981).

Falleció el 6 de septiembre de 1992 en la ciudad de México.

 

 

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