John Lennon: el crimen que paralizó al mundo

El 8 de diciembre de 1980, el ex miembro de los Beatles John Lennon fue asesinado a sangre fría. Su muerte causó un gran impacto, ya que era muy querido dentro y fuera del mundo de la música.

El 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado a las puertas del edificio Dakota, su residencia en Nueva York, frente a su esposa Yoko Ono. La muerte del ex Beatle, considerado por muchos como el miembro más icónico y popular del grupo, conmocionó al mundo de la música y a la opinión pública internacional.

El perfil del asesino

El autor de los disparos fue Mark David Chapman, un ex militar que llevaba años obsesionado con Lennon. Tras su detención, confesó que había contemplado asesinarlo en ocasiones anteriores. Quienes lo conocían lo describían como un hombre perturbado, propenso a hablar con interlocutores imaginarios y a fantasear con “poseer el poder de un dios”.

Chapman mostraba una fijación fanática con la religión. Declaró que desde 1966 sentía odio hacia Lennon por la polémica frase en la que el cantante afirmó que “los Beatles eran más populares que Jesucristo” y por letras como las de God o Imagine, que interpretaba como una ofensa a la fe. Para el asesino, Lennon era un “farsante” y su muerte era, según su retorcida idea, un “castigo” necesario.

El día del crimen

A primera hora de la mañana, Chapman se mezcló con los fans que aguardaban en la entrada del edificio Dakota para conseguir un autógrafo del músico. Conversó con ellos y con el portero sin levantar sospechas, aunque perdió la oportunidad de ver al cantante cuando este entró al edificio sin que él se percatara.

La espera se prolongó hasta la tarde. Cerca de las 17:00, Lennon y Ono salieron hacia los estudios Record Plant. Entre los fans que se acercaron se encontraba Chapman, quien pidió al músico que firmara una copia del reciente álbum Double Fantasy. Lennon accedió amablemente, mientras un fotógrafo aficionado, Paul Goresh, capturaba la que sería la última imagen del artista con vida.

La emboscada

Pasadas las 23:00, la pareja regresó al Dakota. Chapman permanecía oculto en la entrada. Cuando Lennon pasó a su lado, el atacante lo llamó por su nombre y disparó cinco veces. Cuatro balas alcanzaron al músico: dos en el pulmón izquierdo —una de ellas atravesó hacia el cuello— y otras dos en el hombro.

Malherido, Lennon avanzó unos metros hasta la portería, donde logró exclamar “¡Me han disparado!” antes de caer al suelo. El portero, José Perdomo, desarmó a Chapman, quien admitió de inmediato lo que había hecho. Mientras el conserje Jay Hastings intentaba frenar la hemorragia, el asesino esperaba la llegada de la policía leyendo un libro. Al ser detenido, incluso pidió disculpas por “estropear la noche” a los agentes.

El impacto inmediato

Lennon fue trasladado al hospital Roosevelt, donde los médicos intentaron reanimarlo sin éxito. Debido a la gravedad de las heridas, se estimó que había muerto en los 20 minutos posteriores al ataque. La noticia se difundió rápidamente y provocó una oleada de conmoción. Decenas de seguidores se congregaron frente al hospital y a las puertas del Dakota para cantar y rendir homenaje al músico.

El impacto emocional fue tan profundo que se registraron varios suicidios entre fans, lo que llevó a Yoko Ono a pedir públicamente que nadie más atentara contra su vida por la tragedia.

Una figura más allá de la música

El asesinato no solo sacudió al mundo cultural. Lennon era también un símbolo del pacifismo. Junto a Ono protagonizó en 1969 las famosas “encamadas por la paz” contra la guerra de Vietnam, logrando una enorme atención mediática. Su activismo le generó tensiones con el gobierno estadounidense, que llegó a investigarlo por supuestas simpatías comunistas. En 1972, el presidente Richard Nixon incluso ordenó su expulsión del país por posesión de cannabis, medida que nunca llegó a ejecutarse.

Tras su muerte, surgieron teorías conspirativas que vinculaban el crimen con agencias de inteligencia como la CIA, motivadas por años de vigilancia al ex Beatle. Ninguna de ellas ha sido probada.

La sombra de Chapman

Mark David Chapman continúa cumpliendo cadena perpetua. Durante los años posteriores concedió algunas entrevistas en las que expresó arrepentimiento. Psiquiatras que lo evaluaron han diagnosticado esquizofrenia y rasgos psicopáticos, aunque él insiste en que actuó plenamente consciente. Ha solicitado en múltiples ocasiones la revisión de su condena, pero todas han sido rechazadas, y es poco probable que algún día obtenga la libertad.

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