¿Las usan para comer? Autoridades ofrecen recompensa por “caza palomas” en Iguala

Capturan palomas en la plaza de Iguala; autoridades ofrecen recompensa y denuncian atentado ecológico.

El Gobierno Municipal de Iguala anunció una recompensa de 3 mil pesos para quien proporcione información verídica que permita identificar y detener a dos sujetos que fueron captados en video capturando decenas de palomas en la plaza principal del municipio, en lo que las autoridades calificaron como “un atentado contra la vida silvestre y el equilibrio ecológico”.

El incidente ocurrió el pasado 18 de septiembre y se viralizó en redes sociales, donde se observa a un hombre colocando trozos de pan como carnada para atraer a las aves, seguido por el despliegue de una red que atrapó a varias palomas. Minutos después, otro individuo desciende de un automóvil blanco, recoge al menos 15 aves y las introduce en una bolsa.

La Secretaría de Seguridad Pública Municipal habilitó el número 733 33 29271 para recibir reportes confidenciales, con el objetivo de fortalecer la investigación y sancionar a los responsables conforme a la ley. El gobierno local subrayó que proteger a las palomas también implica defender el equilibrio del entorno natural, y que este tipo de actos constituyen maltrato animal.

Habitantes de la zona señalaron que no es la primera vez que se observan capturas de aves en el centro de Iguala, lo que ha generado preocupación entre defensores del medio ambiente y organizaciones animalistas.

Aunque las autoridades locales defienden la protección de estas aves, algunos internautas cuestionaron la medida, argumentando que las palomas representan una plaga urbana. De acuerdo con estudios como el realizado por la UNAM en la Plaza Hidalgo de Coyoacán, y el Plan de Manejo de Palomas publicado por la Semarnat, las palomas (Columba livia) pueden generar problemas de salud pública, daños estructurales y afectaciones estéticas en espacios urbanos.

Entre los riesgos documentados se encuentran:

Competencia con otras especies urbanas y generación de conflictos de convivencia.
A pesar de ello, su captura sin autorización y sin fines científicos o de control regulado sigue siendo considerada una infracción ambiental, especialmente cuando se realiza en espacios públicos y sin medidas sanitarias.

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